Ante la subida de la gasolina, vuelve la tracción animal |
Artículo de opinión de Fernando
Quienes votaron al PP, ya se habrán dado cuenta de que
fueron unos ilusos pensando que si daban el poder a la derecha, los señores
ricos iban a sacar el dinero de sus huchas y a invertirlo para crear empleo. Lo
han sacado, pero para llevarlo a Suiza.
Claro, que visto el maltrato de la Junta, tampoco ha sido
buena idea votar al PSOE o a IU. Dios los cría, ellos se juntan.
Entonces la gente se pregunta… “¿Y ahora qué hacemos?”.
Por si fuera poco, hay personal descontento con los
sindicatos. El descontento lo producen dos factores.
Uno, que los gobernantes tienen lanzada una ofensiva, en la
que aseguran que los sindicatos no defienden los intereses de los trabajadores,
y solo miran por ellos. De esto poco hay que decir, porque lo que quieren los
del Gobierno, es tener a los trabajadores más indefensos de lo que ya estamos.
Pero el otro factor está, en que los propios sindicatos no
se han hecho valer, por unos motivos o por otros. A lo largo de estos años,
unas veces los de unas siglas, y otras veces los de otras, han ido firmando
cosas impopulares: perdimos los trienios de antigüedad, luego llegaron los disgustos
de las OPEs de los noventa, las luchas de las categorías profesionales, el Estatuto Marco, la Productividad, las Unidades
de Gestión Clínica, la reducción de jornada laboral que en Sevilla fue un
aumento, la subida de Nivel, la Carrera Profesional que es una carrera de trampas,
el papeleo y la burocracia de las valoraciones… Todo cuanto se os ocurra.
Yo no quiero quejarme del pasado, ni echar nada en cara,
porque, ¿para qué? Quien urdió los mimbres, fue la Administración, que es a la postre la que manda. Los sindicatos, cada cual que valore lo hecho. Y además, ahora mismo estamos viviendo una situación que no es para
andar con quejas, sino con actividades que cambien la tendencia de recortes
conocida por todos. No es momento de lamentos ni de indignaciones, me parece.
Debería ser momento de unirnos. Pero, claro, pedir la unión
sindical es pedir peras al olmo, ya que aunque las centrales dicen que sí, los
hechos muestran que a la mínima llega la secesión.
Ahora bien, quienes sí pueden unirse son los trabajadores,
que tenemos nuestros intereses comunes: queremos contratos, estabilidad,
descansos, dignidad, paga, y ofrecer un servicio de calidad, que asegure al ciudadano una vida
larga y buena, sin tener que llegar a casa reventados tras el ciclo o la
guardia, y a mediados de mes sin un duro. ¿Que qué hacemos? Pues unirnos.
Y el lugar donde se forja y materializa esa unión de los
trabajadores, pienso que puede ser en la asamblea. En la asamblea podemos hablar, tomar
decisiones, y lo más importante: llevarlas a cabo. Allí, todos somos iguales.
El otro lugar donde nos unimos los trabajadores, es en la
acción. Cuando nos manifestamos, protestamos y exigimos nuestros
derechos, nos estamos acostumbrando a llevar
cabo lo que queremos de manera colectiva. Y cuando conseguimos un
derecho, establecemos lo que es nuestro. Es la diferencia entre tener un favor del
jefe, y tener derechos para todos. Los favores nos los pueden quitar, los derechos no. Y ahora nos están pisando los derechos.
En consecuencia, si la asamblea es fuerte, y si la acción unitaria es contundente, los sindicatos actuarán en sintonía con los trabajadores. Y los
políticos se bajarán del burro cuando comprueben que delante tienen un pueblo,
y no una masa deslavazada a la que se puede mangonear.
Soy de la opinión de que la asamblea sí sirve. Lo que no
sirve es quejarse y no hacer nada. Tres meses de reuniones y manifestaciones
que llevamos, tienen que dar su fruto. Para ello, dejarnos de reproches y quejas, coordinarnos con otros
centros y hospitales y llevar al orden del día nuestras propuestas, deberían
ser prioridades para obtener lo que deseamos.
Un saludo
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Próxima convocatoria en Virgen del Rocío, miércoles 12 de septiembre, a las 8:30h en Edificio de Gobierno.
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