Recuerda: próxima convocatoria en Virgen del Rocío, miércoles 8 de agosto a las 8:30h en el Pabellón de Gobierno.
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Enviado por María
Hace unas semanas en una asamblea escuché al señor Gerente Torrubia dolerse
de las murmuraciones que corren en torno a lo que cobra el equipo directivo del
Hospital. Me gustaría explicar el por qué de esas murmuraciones a los
dirigentes de la Sanidad Pública.
Haciendo memoria, recuerdo que la filosofía de la llamada “productividad”,
tal como se nos explicó en los años 80, era muy clara: conseguir que el profesional cobrase por lo que hacía, y no por lo que
era. Lograr que los mejores profesionales, fuesen los mejor mirados y mejor
pagados. Y para financiar la aventura, eliminaron los trienios de “antigüedad”
y dejaron los actuales, tan económicos.
Los primeros intentos para conseguir que el mejor cobrase
más, en los primeros noventa, fueron un fracaso. No había manera objetiva de
medir el “nivel de desempeño”. En resumen, el dinerillo de productividad se lo
repartían los mandos y sus allegados más sumisos, que no son precisamente los mejores. La mala leche existente, la
desmotivación que se produjo, u otros factores desconocidos, hicieron que se
eliminase esa bicoca para pensarlo mejor.
Luego,
sin que ahora mismo pueda determinar el año, se
empezó con el CRP, pagándolo según objetivos cumplidos. Los objetivos,
en el
caso de la tropa, eran el rellenar una serie de papeles, que hemos
redactado
porque nos lo mandan y porque nos pagan por ello. Pero siempre con un
alto
grado de escepticismo en cuanto a su bondad para sanar. En el caso de la
superioridad, sus objetivos se concentran en frenar el gasto, disminuir
el
tiempo de hospitalización, etc. Lo cual se traduce en cierres de camas y
servicios, contratos precarios, nulas sustituciones, etc.
Claro, cuando se paga la productividad, si se ve que un Jefe
de Unidad Clínica cobra 13.000 euros, y una Auxiliar de Enfermería 600, el
mosqueo, el cabreo, está servido por dos motivos:
El primero, porque una no piensa que el jefe cobra eso
porque se lo merece, sino que lo cobra a costa de nuestros esfuerzos.
El segundo, porque todos sabemos que en la cadena de la
supervivencia, en caso de parada cardiaca, tan importante es pedir ayuda como
iniciar las maniobras de RCP. Si no pides ayuda, el paciente está muerto. Y si
la limpiadora no limpia, no hay quirófano, planta o servicio que funcione.
Por todo eso, exponer públicamente el CRP del Jefe, es casi
como pasar sala con los mondongos al aire. A los jefes no les gusta alardear de
haber ganado de un solo golpe, lo que es el sueldo de una lavandera, que más o
menos cobra al año 14.000 euros. Saben en su fuero interno, que es injusto.
Dicho esto, resulta que todo el discurso de una década es
barrido por un Decreto que manda al diablo al CRP, porque los objetivos “de
calidad”, han muerto en pos del ahorro.
Y por eso, señor Gerente, señora Consejera y directivos
varios, los trabajadores murmuramos por las esquinas, ya que poco más nos
dejan: estamos hasta la punta del último pelo de sus farsas, de sus discursos,
de sus tonterías. No publican las listas del CRP, no por la ley de protección
de datos, sino por miedo y por vergüenza.
Conste que nosotros estamos a favor de que los
profesionales, los médicos, cirujanos y demás especialistas, cobren buenos
sueldos. Se merecen lo que les dan, y mucho más. Pero también los que estamos
en otros grupos merecemos mucho más de lo que percibimos. Nos gustaría, creo
que a la inmensa mayoría, un sistema de salario que absorbiese el CRP y lo
metiese en conceptos fijos de nuestras nóminas. Y seguramente se conseguiría
una mayor calidad y un mayor esfuerzo, si los dirigentes en lugar de hundirnos
la moral con sus cosas y acosos, nos dejasen en paz desarrollando nuestros
trabajos, a los cuales dedicamos un interés que va bastante más lejos de la
paga.
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