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| Protesta en el hospital de La Princesa contra la privatización. / samuel sánchez |
“Me dijeron que el motivo de la llamada era darme una mejor atención, por lo que me ofrecían ser derivada a otro centro para agilizar la fecha de mi intervención, que podía posponerse hasta seis meses en mi hospital”. Raquel Rivero, de 42 años, recibió esa llamada el 2 de octubre del año pasado. Tenía que someterse a una histerectomía (extirpación del útero) por indicación de su ginecóloga del hospital Severo Ochoa de Leganés. Le ofrecían otras clínicas en las que la operarían en menos de un mes. “Mi ginecóloga ya me había advertido de que me dirían lo de los seis meses y de que no era cierto, que la espera en el Severo Ochoa es muy inferior, así que me negué”, relata. Pese a ello, le mandaron una carta a casa insistiendo en que, de no aceptar la oferta, Sanidad ya no tenía por qué intervenirla “dentro del compromiso de tiempo máximo de espera”.
Y la Junta sigue cerrando y eliminando puestos de trabajo. En este caso en el Carlos Haya.
Los médicos, enfermeros, auxiliares y el resto de profesionales del Centro de Alta Resolución de Especialidades (CARE) del Hospital Regional Carlos Haya se han rebelado «contra el cierre progresivo» que esta sufriendo el edificio. Para expresar su malestar, los trabajadores decidieron el martes colgar sus batas y pijamas en las ventanas. Los profesionales consideran que la gerente de Carlos Haya y el Clínico, Carmen Cortes, ha planificado dejar el CARE sin actividad. El hospital niega que se esté desmantelando el centro de especialidades y asegura que la actividad continúa en jornada de mañana y de tarde.
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