domingo, 24 de febrero de 2013

Incontrolados, descontrolados y controlados.

En lugar de buscar un taxi, el incontrolado busca la ambulancia



El 23-F, tras la manifestación de las Mareas Ciudadanas, hubo lo que en el lenguaje periodístico, policial y político se llama “incidentes aislados llevados a cabo por violentos incontrolados antisistema”.

Por supuesto, para la clase política la violencia ha de estar controlada, estar siempre de un lado. Quien reparte la leña ha de tener su licencia, faltaría más. 

Resulta que desde que empezó esto de la crisis hemos llegado a los seis millones de desempleados, a los cientos de miles de arruinados, a los quinientos desahucios por día. A ello se ha unido el espectáculo de grandes nombres de todos los sectores habidos y por haber (justicia, política, religión, arte) presuntamente inocentes, a los que se les descubren cuentas secretas y fortunas principescas en paraísos fiscales. 

En una democracia, en la que dicen que el pueblo manda y tiene derecho a la libre circulación, resulta que ha habido manifestaciones de cientos de miles de personas que han sido vapuleadas de lo lindo. Se ha zurrado la badana, no solo a gente sentada en el suelo, sino a todo bicho viviente al alcance de una porra. Por lo visto es un delito que alguien te diga “circule”, y tú te quedes parado, o andes, o corras o te subas a una farola. Vienen a decirte, que donde mejor está uno es en casita calentito, si la tienes. Si no, te vas a ir caliente a la cama, sin dientes o con un ojo de menos.

¿Es de recibo, que tras protestas pacíficas sin fin, el Gobierno, central o autonómico (nos da igual), ni se despeine y siga con sus agresivas políticas de impuestos y recortes sociales como si tal cosa? ¿Es profesional que en la prensa de hoy se critique en una página que la Junta dedique dinero a ayuda al desarrollo de países tercermundistas y ciudades “de nombre impronunciable”, y en otra se muestre la queja de cooperantes de ONGs al desarrollo que denuncian que la Junta no les paga? ¿Es normal que la policía detenga manifestantes, que el juez los empure por estar en el sitio equivocado, mientras que Bárcenas se pasea por Canadá haciendo heliesquí —que ahora nos enteramos que eso existe—? ¿No es alucinante que recorten 6.000 millones a Sanidad y se los den a Bankia? ¿Alguien puede controlarse en esta situación? ¿Y nos llaman anti-sistema? Joder, como para ser pro-sistema: pro-sobres, pro-recortes, pro-corruptos.

Por eso, donde la prensa, la policía y los jueces y políticos ven incontrolados, nosotros vemos ciudadanos. Los incontrolados descontrolados están ahí arriba, jartándose. Aquí abajo, estamos más que controlados. Y jartitos.

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