Con su grafiquito en la mano, y sus estadísticas de conveniencia, la Consejera es capaz de justificar o de explicar cualquier cosa. Si Jesucristo resucitase en Andalucía, y le reprochase su política sanitaria, con un poverpoin y cuatro diagramas de barras, Montero le convecería de que la sanidad andaluza es la mejor del mundo, la más bonita, la más barata, y que de ser crucificado nuevamente aquí, tendría cama reservada en Urgencias.
La consejera dice que cierra camas en hospitales como reserva a «epidemias». Montero replica al PP en el Parlamento que «es normal que en determinadas épocas del año haya una mayor reserva de camas». la titular de Salud y Bienestar Social de la Junta de Andalucía afirmó que «ningún profesional de la medicina da un alta presionado» ni trabaja «al dictado de un directivo».
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Y también, explosión en La Milagrosa. Tanto milagro y tanto rollo de privada y de privatizaciones, y les revienta la bombona de oxígeno, el microondas, o cualquiera sabe, y tienen que llamar desde la Milagrosa a emergencias para atender a un infartado en Consultas Externas. Y en el Hospital donde el rey habita, caos y confusión. Eso sí, al ilustre herniado no le faltaron de inmediato solícitos cuidados, un ejército de policías, bomberos y un hospital de campaña en la calle, por si acaso. Incluso dicen que hubo hombres rana. Lo propio que se le da a cualquier asegurado. Parece que si eres rico y poderoso, se te trata un poquitón mejor.
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