lunes, 5 de noviembre de 2012

Víctimas y verdugos

Una adolescente marroquí muere ante las puertas de Andalucía

MADRID // Aya Koudad tenía 15 años y el viernes engrosó las filas de los miles de personas que  han muerto ante las puertas de la fortaleza europea. Era apenas una niña y no sucumbió tratando de saltar una valla, ni a bordo de una embarcación de fortuna en el Mediterráneo, sino en la UVI del Hospital Comarcal de Melilla, tras una agonía de 20 días.

Fue la dirección de este centro la que, según denuncia José Palazón, presidente de la Asociación Pro Derechos Humanos de la Infancia (Prodein), “dejó morir” a esta niña marroquí tras efectuar “una única gestión” con el hospital Carlos Haya de Málaga, que no aceptó su traslado para practicarle un imprescindible trasplante de médula.

El trasfondo de esta muerte son, deplora el activista de derechos humanos, las políticas migratorias europeas que España aplica con especial dureza en la ciudad-frontera de Melilla.

Aya padecía una aplasia medular severa -enfermedad que conlleva la desaparición de las células madre que producen la sangre- en estadio avanzado, pero tenía una oportunidad: dos hermanos sanos que quizás eran donantes compatibles.

Pero en Marruecos acceder a un trasplante de médula es extremadamente difícil. Al menos un hospital, el Ibn Rochd de Casablanca, lo practica, pero la sanidad marroquí, más que pública, es de beneficencia y el acceso a determinados tratamientos está reservado a unos pocos privilegiados.

Tras recorrer con su hija varios hospitales de su país sin que nadie les diera una solución, la familia de Aya se rindió a la evidencia: si la niña no recibía un trasplante, iba a morir. Desesperados, los padres de la adolescente, originarios de Nador, la trasladaron a Melilla, donde el 9 de octubre ingresó de urgencias en el Hospital Comarcal de la ciudad.

Rechazada por el hospital Carlos Haya
Su estado era ya de extrema gravedad. Palazón explica: “Tenía mucha fiebre, le hicieron las pruebas y el médico emitió un informe de evacuación, en el que recomendaba su traslado urgente a la península, pues en Melilla tampoco se hacen trasplantes”.

Los enfermos graves de la ciudad suelen ser trasladados a centros sanitarios andaluces. El hospital de referencia de la ciudad autónoma es el Carlos Haya de Málaga, que depende del Servicio Andaluz de Salud. El Hospital Comarcal de Melilla contactó con ese hospital, que se negó a aceptar a la niña.
Una portavoz del centro malagueño explicó a MásPúblico que, como la joven “residía en Marruecos”, no les correspondía tratarla pues no era “su centro de referencia”.

La versión de este hospital es que cuando se atiende a un ciudadano marroquí no residente en España se hace a través de los “acuerdos bilaterales España-Marruecos y de una petición expresa del gobierno marroquí, que en este caso no se produjo”.

Esta portavoz obvió el hecho el hecho de que, fuese o no residente en territorio español, Aya era menor y por lo tanto, según la ley española, sólo precisaba cumplir un requisito para tener acceso a la asistencia sanitaria en igualdad de condiciones que un niño español: encontrarse en España.

“Tras este primer intento de trasladar a la niña a la península no se ha vuelto a hacer ninguna gestión ante otros hospitales. El director del hospital de Melilla dijo que no se podía hacer nada”, deplora Palazón.

Este diario ha tratado de recabar la versión del Hospital Comarcal de Melilla. Un portavoz del centro se comprometió el sábado a enviar una nota con la versión del hospital, que este medio aún no ha recibido.

La oferta de última hora
El informe que recomendaba el traslado a la península de la niña tiene fecha del 17 de octubre. Desde entonces hasta su muerte el viernes, Aya permaneció en Melilla.

“Hace dos días, el hospital vio que la niña se moría; entonces se asustaron y le dijeron a la familia que si se podía garantizar su traslado con vida al aeropuerto, Aya volaría a la península”, recuerda  Palazón.
Demasiado tarde. Aya estaba tan débil que no pudo ser trasladada. El viernes a las siete de la tarde entró en coma irreversible y poco después falleció.

¿Por qué se esperó tanto?  ¿Por qué, de confirmarse la denuncia de Prodein, no se hicieron gestiones con otros hospitales tras la negativa del Carlos Haya?

Palazón lo tiene claro: “Lo sucedido es una nueva demostración de las directrices políticas que emanan de la Delegación del Gobierno y ,en última instancia, de Madrid. Se dan órdenes de intentar evitar ofrecer asistencia a cualquier enfermo marroquí; de llevarlos al límite para que se busquen una alternativa so pretexto de evitar el supuesto efecto llamada”.

“Éstas son la excelentes relaciones entre Marruecos y España de las que tanto se jactan. Esto, las palizas, los huesos rotos y las redadas masivas, cuando no las muertes, de subsaharianos en la valla”, se indigna el representante de Prodein.

“Aya Koudad también chocó, de otra manera, con esa valla”, asegura desolado Palazón, que pide responsabilidades. De momento, el viernes, poco antes de que la niña muriera, su asociación había presentado una denuncia en el juzgado de guardia de Melilla en un último y desesperado intento de que la justicia forzara el traslado de la adolescente marroquí a la península.

Fuente MasPublico

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